domingo, 27 de mayo de 2012

Lo que la Biblia enseña sobre… La Salvación


Terribles Consecuencias del Pecado
1.       ¿Cuál es la consecuencia final del pecado?

“Por tanto, como el pecado entro en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte paso a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5: 12)

2.       ¿Puede el hombre resolver el problema del pecado?

“Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aun delante de mí, dijo Jehová el Señor” (Jeremías 2: 22)
Jesús Salva al Pecador
3.       ¿Qué provisión hizo Dios para salvar al hombre?

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16)


4.       ¿Cómo describió Jesús su misión?

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19: 10)

5.       ¿Cometió Jesús algún pecado?

“Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4: 15)

6.       ¿Cómo pago Jesús la deuda del hombre?

“Mas el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre El, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se aparto por su camino; mas Jehová cargo en El el pecado de todos nosotros (Isaías 53: 5 - 6)

7.       ¿Qué acto aseguro nuestra salvación?

“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
Porque por cuanto la muerte entro por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados (1 Corintios 15: 20 - 22).

La salvación es la principal razón por la que Dios vino a este mundo. Vino por causa nuestra, a cumplir un plan que estaba establecido desde el principio del mundo, por si el hombre fallaba en su intento de ser fiel a Dios. Pueden llamarlo un plan de contingencia si quieren.
Prueba de ello es que, como ya dijimos en anteriores oportunidades, el profeta Isaías dijo 700 años antes donde y de quien nacería El Salvador, todo lo que tendría que sufrir y la forma en la que moriría. Incluso la promesa de un Salvador se puede remontar a un mayor tiempo atrás, en el Génesis, pero eso está enmarcado en el contexto de un estudio más profundo.
La semana pasada dijimos que “La paga del pecado es muerte” pero aparte de una muerte física que es la que nosotros sufrimos, se refiere más que cualquier otra, a una muerte espiritual o “Muerte Eterna” es decir, sin ninguna posibilidad de ser redimido de tus pecados, sin ninguna posibilidad de perdón aun si eres un pecador arrepentido.
Teníamos que tener a alguien que asegurara que nosotros podríamos volver al “estado original” en el que fuimos creados, es decir, vida eterna, inmortalidad o como quieran llamarlo.
Dado que la paga del pecado es muerte, y Dios no se contradice nunca, tenía que hacer cumplir su propia ley, no por medio de la muerte de los seres humanos, eso solo es una consecuencia física del pecado; sino una muerte que asegurara el perdón, y así nosotros pudiéramos ser restaurados a como éramos en el principio.
Para lograr el cumplimiento de tal promesa, lastimosamente tuvo  que haber un derramamiento de sangre; en el tiempo antes de Cristo, eran ovejas o tórtolas, un animal que fuera manso, en representación de Jesús quien vendría sin ningún tipo de objeción a ofrecer su vida por nosotros.
Según las costumbres antiguas (o lo que se conoce en teología como “La Ley Ceremonial”), casi todas las cosas eran purificadas con sangre, es por eso que para el perdón de pecados también tenía que ser derramada la sangre de Jesús:
“Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión (Hebreos 9: 22)

No hay comentarios:

Publicar un comentario