El
Don de Profecía
1.
¿A quién revela Dios sus designios?
“Porque no hará nada
Jehová el Señor, sin que revele su secreto a
sus siervos los profetas.” (Amós 3: 7)
2.
¿Cómo se comunica Dios con el profeta?
“Y él [Jehová] les dijo:
Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños
hablaré con él.” (Números 12: 6)
3.
¿Puede una mujer ser profeta?
“Y después de esto derramaré mi espíritu
sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos tendrán sueños y vuestros jóvenes
recibirán visiones.” (Joel 2: 28)
El
Don Profético en la Iglesia Verdadera
4.
¿Tuvo profetas la Iglesia primitiva?
“Y a unos puso Dios en
la Iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas,
lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los
que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.” (1
Corintios 12: 28)
5.
¿Qué estaba predicho acerca del Don Profético en
la Iglesia verdadera?
“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él
me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que
retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el Espíritu de la Profecía.”
(Apocalipsis 19: 10)
Hola de
nuevo:
Como sabrán,
este tema es algo complicado y para muchos poco creíble. En un mundo que ha
diario está “embotado” por predicciones de horóscopos, adivinos, médiums y etcétera
de cosas, es difícil creer en cosas como “Los Profetas”.
Primero debemos
saber que los adivinos y médiums no son los caminos adecuados para conocer
sobre nuestro futuro ni el de otras personas. Ya desde tiempos antiguos, Dios
prohíbe este tipo de prácticas:
“No haya en ti… quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego,
ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los
muertos.
Porque es abominación para con Jehová cualquiera
que hace estas cosas” (Deuteronomio 18: 10 - 12)
“Y si os dijeren:
Preguntad a los encantadores y a los
adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a
su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? (Isaías 8: 19 - 20)
La Biblia
menciona 10 criterios Bíblicos para determinar si un profeta es de Dios o no.
Estos criterios
se hicieron más conocidos cuando en el año 1972, un reportero proveniente de los
Paises Bajos, llamado Rene Noorbergen escribió un libro llamado “Elena G.
White: Prophet of Destiny” (Elena G. White: Profeta del destino).
A
continuación paso a enumerar estos criterios:
1. Un verdadero
profeta no miente. Sus predicciones siempre se cumplen.
“… Cuando se cumpla la
palabra del profeta, será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.” (Jeremías
28: 9)
2. Un verdadero
profeta, profetiza en el nombre de su Señor, no en su propio nombre.
“Porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” (2 Pedro 1: 21)
3. Un verdadero
profeta no da su propia interpretación de la profecía.
“Entendiendo primero
esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada.” (2 Pedro 1:
20)
4. Un verdadero
profeta señala los pecados y las transgresiones que el pueblo a cometido contra
Dios.
“Clama a voz en cuello,
no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y
a la casa de Jacob su pecado.” (Isaías 58: 1)
5. Un verdadero
profeta advierte a la gente sobre la cercanía del juicio de Dios.
“Acontecerá en aquel
día que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de
la tierra sobre la tierra.” (Isaías 24: 21)
“… Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora
de su juicio ha llegado.” (Apocalipsis 14: 7)
Según el
libro de Noorbergen “Estos primeros
cinco criterios son suficientes para dañar la reputación de cualquier pseudo –
profeta, pero si los “coronamos” con el segundo grupo de cinco o los cinco
criterios restantes, ellos (los pseudo - profetas) son verdaderamente
devastados.”
6. Un verdadero
profeta edifica la iglesia, aconseja y asesora en asuntos religiosos.
El que habla en lengua
extraña a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.” (1
Corintios 14: 3 - 4)
7. Las palabras
de un verdadero profeta estarán en absoluta armonía con las palabras del
profeta que le precedió.
“¡A la ley y al testimonio! si no dijeren
conforme a esto es porque no les ha amanecido.” (Isaías 8: 20)
**”Sin
duda la gente les dirá a ustedes: “Consulten
a los espíritus de los muertos
y a esos adivinos que cuchichean y susurran. ¿Acaso no debe un pueblo consultar a sus dioses, y pedir consejo a los muertos acerca de los vivos
para recibir una instrucción o un mensaje?”
Sin duda que hablarán así, pero lo que dicen es una tontería.” (Versión DHH)**
y a esos adivinos que cuchichean y susurran. ¿Acaso no debe un pueblo consultar a sus dioses, y pedir consejo a los muertos acerca de los vivos
para recibir una instrucción o un mensaje?”
Sin duda que hablarán así, pero lo que dicen es una tontería.” (Versión DHH)**
8. El verdadero
profeta reconoce la encarnación de Jesucristo.
“Amados, no creáis a
todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos
profetas han salido por el mundo.
En esto conoced el
espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,
es de Dios…” (1 Juan 4: 1 - 2)
9. El profeta
puede ser reconocido por los resultados de su trabajo.
“Por sus frutos los
conoceréis ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da
buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol
dar malos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos.
Todo árbol que no da
buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis.” (Mateo 7:
16 – 20)
Finalmente el
profeta debe ser capaz de cumplir con los requisitos enumerados en Deuteronomio
18: 9 – 12
10. Un verdadero
profeta actuará de acuerdo con la voluntad y la aprobación de Dios.
“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego,
ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero,
Ni encantador ni adivino, ni mago, ni quien
consulte a los muertos.
Porque es abominación para con Jehová cualquiera
que hace estas cosas…”
La promesa del Don Profético se cumplió
en la Iglesia Adventista en la persona de la Sra. Elena G. de White, quien tuvo
su primera visión en Diciembre de 1844.
Conocida como la última profetiza de la era moderna, la Sra.
White no sólo escribió libros relacionados con temas religiosos, sino también
sobre cuidados de la salud (Reforma Pro - Salud) y estilo de vida (La
Educación, La Temperancia, entre otros)
Sus escritos forman parte importante en la educación y
estilo de vida de los Adventistas.